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viernes, 8 de febrero de 2013

Consecuencias

Un reportaje de Discovery Channel, que narra los orígenes del conflicto y también su trayectoria histórica hasta 2002. Muestra las luces y las sombras del conflicto. Lo cierto es que Israel, la única nación democrática de la zona, tiene derecho a defenderse y a asegurarse unas fronteras seguras que le permitan velar por la vida y los bienes de sus ciudadanos.



En vidas humanas, las estimaciones oscilan desde los 51.000 fallecidos (35.000 árabes y 16.000 judíos) desde 1950 hasta 2007,hasta los 92.000 fallecidos (74.000 militares y 18.000 civiles) entre 1945 y 1995.
Un informe del Strategic Foresight Group (un think tank radicado en la India) ha estimado el coste de oportunidad del conflicto en Oriente Medio en unos 12 billones de dólares estadounidenses entre 1991 y 2010. El informe calcula el hipotético PIB de los países de Oriente Medio comparando el actual PIB con el PIB potencial en tiempos de paz. El correspondiente a Israel sería de un billon de dólares, mientras que a Iraq y a Arabia Saudita les corresponderían 2,2 y 4,5 billones, respectivamente. En otras palabras, si hubiera existido paz y cooperación entre Israel y los países árabes desde 1991, un ciudadano medio israelí podría haber obtenido una renta anual de 44.000 dólares, en lugar de 23.000 en el año 2010.
Parece que  para estos dos pueblos tan dolidos la paz se vuelve más y más distante. Sin duda,cada vez son más los israelíes y palestinos que ven la dinámica actual como un viaje sin retorno. Los hechos consumados, la colonización de Cisjordania y Jerusalén, así como la intromisión de Israel en los territorios ocupados a partir de la construcción de un muro al interior de Cisjordania, han alcanzado un punto crítico en el que, ciertamente, será exageradamente difícil desbaratar lo que se ha convertido, incluso, en una realidad física que ha transformado el territorio.
De igual manera, será imposible desmantelar y desbaratar la ocupación y colonización, pues múltiples élites israelíes se han logrado aprovechar de  dicha situación. Desde que Israel se fundó en 1948, el conflicto, la guerra y la ocupación colonial de las tierras palestinas son, sin duda, el principal instrumento para la acumulación de poder en manos de las élites dominantes previamente aludidas.
Ellas no renunciarán a las grandes ganancias económicas que han obtenido a partir del conflicto con los árabes y palestinos, es decir, en su economía “la inestabilidad es la nueva estabilidad” Pues,como dice Naomi Klein, “Israel ha experimentado, de manera reducida: las guerras y ataques han ido aumentando, sin embargo, la bolsa de Tel Aviv ha alcanzado niveles récord al lado de toda esta violencia”
Lo alarmante de esta situación es que, aprovechando la violencia, Israel ha creado una economía. Una situación que Klein, irónicamente, denomina “armas y caviar”. Los grandes empresarios israelitas, quienes antes peleaban por la paz pues deterioraba sus negocios, actualmente, abogan por la guerra, pues supieron lucrar gracias a la misma con tecnología de punta para la seguridad.
Se insiste en que la paz,  parece lejana y casi imposible, pues Israel ha construido su economía con base en los ataques árabes, teniendo en cuenta que las exportaciones de Israel de productos y servicios relacionados con el antiterrorismo se incrementaron un 15% en 2006 y un 20% en 2007
No se debe olvidar que Israel es el exportador de armas por excelencia. Los israelitas han sabido tomar el control de la zona y, por supuesto, los árabes no piensan  ceder su tierra y raíces. Es bastante claro que el diálogo por la paz terminó.
Sin embargo, existen algunos estudiosos del caso, como el autor Ignacio Álvarez Ossorio, quien, propone tres requisitos para que la paz entre estas dos naciones pase de la utopía a la realidad:
1. Un pacto entre los distintos sectores de la sociedad israelí sobre la necesidad de intercambiar “territorios por paz”. Para que esto sea posible, los sectores israelíes que necesitan terminar con el conflicto deben ganar la partida a los sectores que pretenden mantener el conflicto a toda costa.
Todo proyecto para imponer un gran Israel sobre el territorio situado entre el mar Meditarráneo y el río Jordán implicará necesariamente la imposición de un sistema de apartheid y la reclusión de la población palestina en un conjunto de cantones aislados entre sí.
2. Un claro comrpomiso palestino con la fórmula de los dos Estados – uno israelí sobre las fronteras del armisticio de 1949 y otro palestino sobre Cisjordania, la franja de Gaza y Jerusalén este -, lo que implica también el final de la ambigüedad de algunas facciones, especialmente los grupos islamistas de izquierda, en torno a lo que podría ser una solución aceptable.
Del mismo modo se deben respetar las decisiones democráticas de la población palestina, que dio su confianza a Hamás. El grupo islamista ha dado pasos de gigante hacia la aceptación implícita de la existencia de Israel y de abandono de la lucha armada cuando exista una Estado Palestino con la línea verde como frontera.
Las exigencias de reconocimiento explícito del derecho a la existencia de Israel y de abandono de la resistencia armada, antes de la negociación y sin contrapartidas israelíes, supone poner nuevos obstáculos al proceso de paz, todo lo contrario de lo que la comunidad internacional debería hacer para avanzar hacia la solución del conflicto.
3. Por último, una intervención activa de la comunidad internacional en la resolución del problema que vaya más allá de las declaraciones protocolarias o de las baldías cumbres que únicamente dilatan la solución del problema y dan un balón de oxígeno para que la ocupación se perpetúe.
Los llamamientos a la reforma y democratización de la Autoridad Palestina no pueden reemplazar nunca el horizonte político de la creación de un Estado independiente, una vez que se haya producido la retirada de los territorios ocupados. El despliegue de una fuerza internacional sobre la Línea Verde podría proteger a las poblaciones israelí y palestina.
Ciertamente, el conflicto y su resolución requiere de un compromiso conjunto, no obstante, el futuro de la paz depende muy poco de los propios palestinos pues son ellos quienes han sido debilitados y el mundo les ha dado la espalda prefiriendo a los israelitas. La supuesta paz depende, casi enteramente, de las élites israelitas, quienes se han hecho del mismo para la acumulación de capital y poder.

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